Investigando por diferentes mundos se nos apareció una milenaria filosofía, rituales y objetos que conjugan con nuestra esencia: el FUROSHIKI.
Su traducción significa “extender en el baño” y tiene que ver cuando hace siglos los japoneses dejaban sus pertenencias sobre una tela en el piso de los baños públicos, envueltas en ella para que no se dañaran o extraviaran.
Con el paso del tiempo evolucionó en telas de diferentes tamaños y métodos de doblado, que servían para envolver y cuidar las pertenencias de los niños que iban a la escuela, de los trabajadores o los viajeros. Y finalmente el Furoshiki evolucionó en un ritual de envolver un obsequio como demostración de afecto y respeto hacia quien lo recibía.
Sencillez. Reutilización. Usabilidad. Tradición. Amor y cuidado.
La esencia por encima de lo material.
En definitiva, el Furoshiki termina vistiendo objetos, como en Hilván vestimos marcas.